Antes de que me juzguéis, que sois vosotras muy juzgonas, puedo prometer y prometo que no vi esta película por su portada. La portada tampoco me tiró para atrás, ciertamente, pero en verdad la vi porque la recomendó un tipo muy cinéfilo al que sigo en RRSS, y porque además la protagoniza Jack O'Connell, al que hace tiempo vi en teatro y me pareció un actor estupendo. Aquí está brutal en el papel de un joven convicto que pasa del correccional a la cárcel y se reencuentra con su padre, ausente de su vida desde que era un niño, demostrando aquello de que la manzana no cae nunca muy lejos del árbol. Pero esto no es "En el nombre del padre" precisamente. Su personaje no es el típico protagonista de peli carcelaria, el tipo inocente condenado por error ni la persona recta que sufre para adaptarse a la vida en prisión o el tipo duro con buen fondo para que el público empatice. Su personaje es un gentuzón de primera, un tipo violento, explosivo e impredecible, no muy lejos del Tom Hardy de "Bronson", que provoca repulsión pero a la vez no puedes apartar la mirada de él. Por lo general no me suele apetecer ponerme cine carcelario, por su crudeza y abundancia de clichés, pero hay que reconocer que es un género en el que suele haber un gran nivel y no pocas obras maestras. Esta no llega a tanto pero sí es una película muy notable, con buenos personajes, tensión mantenida, bien dirigida por el mismo tipo de "Comanchería" y con Jack O'Connell, que no entiendo cómo a estas alturas no es ya una estrella o al menos un actor más reconocido.