Es excesiva, camp, idiota y hortera, pero una vez que asumes todo esto y te dejas llevar, te diviertes más que con la mayoría de pelis de superhéroes. Las mechas californianas de Aquaman, el vestido de medusas de Amber Heard, la cara de “y yo qué hago aquí” de Willem Dafoe, los espantosos efectos de rejuvenecimiento facial de Nicole y Willem, algunos villanos que parecen sacados de los Power Rangers (Black Manta), las macarradas, líneas de diálogo que te dejan patidifuso en plan ”He oído bien? Acaban de gritar ‘Muerte a los bacalaos atlantes’?”, los guiños al cine de aventuras ochentero (Flash Gordon, Karate Kid o Indiana Jones) y en resumen la cero vergüenza y cero sutileza, hacen que te rías y te lo pases bien. Jason Momoa también ayuda para lo mío.