Se llama disgresión, y tiene sentido si construyes tus novelas con meadros, como hace él.
Pero vaya, que a mí me gusta, y no voy a ponerme a discutir porque tampoco me apetece a estas horas de un lunes. Además, no voy a partirme el jeto por Marías precisamente... Ahora, a Pombo NI TOCARLO.