Yo es el típico que voy leyendo entre libros, como descanso de otras cosas (paradójicamente, porque es verdad que es bastante exigente). Pero la narración, por irrelevante que sea (acción, poquita: hay tantísimo meandro que al final te suda el papo lo que te cuenta) es pura maravilla, un estilo que te fascina, te cansa, te marea, te arrulla. Voy a por el quinto.
Ahora mismo me he acabado "Claus y Lucas", de Agota Kristof, que es precisamente todo lo contrario: seco, preciso, alucinado. Otra maravilla.