Me acabo de mear mucho:
Ayer dormí en casa de un muchacho portugués en Lisboa. Generalmente llevo siempre una cadenita ultra fina de acero en el cuello y además en Berlín me compré un colgante muy muy chulo con forma de triángulo. Pues total que ayer en un momento de pasión vi que le iba a sacar un ojo al chaval así que me quité los dos collares en plan tarzán y los lancé. Ahí se han quedado claro.
Así que esta mañana, ya en Madrid, le he escrito un mensaje para ver si se los podía llevar un día de estos a mi amigo que es camarero de una discoteca y para no sonar tan cutre le he dicho que el collar del triángulo tenía un significado especial. Y me contesta:
"Iñigo el pendiente no lo queremos perder, eh? que su trabajito me costó. Nao te preocupes, dou le a seu amigo".