Me recuerda a un chiste de Les Luthiers:
Artesanía insólita en Europa Central. En un tranquilo rincón de los Alpes austríacos, el señor Klaus Wunderhertz realiza una extraña artesanía: con viejos escarbadientes en desuso fabrica las espléndidas catedrales góticas que estamos viendo, y que no parecen tener diferencia con las reales. El ingenio de este simpático anciano le permite aprovechar inclusive los restos de comida, inevitables en los escarbadientes, para completar su obra con árboles, personas e imágenes de increíble realismo. Vemos al señor Wunderhertz sonriendo satisfecho junto a sus catedrales, fruto de 62 años de entrega, paciencia y dedicación. Nos alejamos asombrados sin comprender de qué se ríe.