Yo tuve la divertida experiencia de entrar a la casa de veraneo en Murcia a oscuras y oír crujidos en el suelo, para cuando encendieron los plomos comprobar que estaba todo lleno el suelo cubierto de cucarachas (vivas y muertas). Desde aquél año les cogí pánico.
Luego, otro año, en mi cuarto había un agujero que comunicaba con tuberías y no paraban de entrar. Aparecían de repente detrás del monitor, en mi escritorio, se me subían por la pierna mientras estaba en el ordenador escuchando música...