Pues...era el típico que, yo supongo, era un pringado en su adolescencia, y de repente se transformó cual cisne, aprovechó y se apuntó a un gimnasio y se volvió superficial y loca del coño. No había conversaciones, eran prácticamente monólogos. Cuando intentaba meter baza o contar alguna chorrada, me cortaba y seguía a lo suyo, así que prácticamente me dediqué a decir que sí o que no con la cabeza y a fumar.
Me llevó a unos bares de amigos suyos, y casi me muero de verguenza, por que yo no estaba allí, era un jarrón o una maceta más. Y encima no tenían la cerveza que yo quería...
Aparte, perdí el bus y lo esperó conmigo; entonces si que pude hablar más, parece que se relajó, pero ya la comunicación estaba más que rota, era nula