Mi madre, a resultas de una falta de movilidad en la mitad izquierda de su cuerpo -está mayorcica- tiene un pie más hinchadete que el otro. Un día dijo que tenía la solución para el follón de comprar zapatos. "Comprar dos pares, uno de talla más grande que el otro", decía. "Pero entonces, te sobra un par, y te sale el doble de caro". "No"-argumentaba-"porque cuando el par que tenga se haya desgastado, me pongo el otro".
No hubo cojones de convencerla del fallo de su razonamiento. Y creedme, que lo intenté todo.