Aunque diga Blas Infante
«andaluces levantaos»
perdón que no me levante
pero estoy mejor sentao.
Bueno voy a poner de pie,
voy a dejar de tonterías.
Venga una dos y tres,
¡qué bonita Andalucía!
Vamos a ponernos serios
que vamos a cantar el hisno.
Los andaluces queremos
volver a ser lo que fuimos,
lo que fuimos antiguamente,
pobrecitos y vasallos,
siervos de terratenientes
y de chulos a caballo.
Si este pueblo se disparata
con la boda de un matavacas
y la niña de una duquesa,
si este pueblo se le arrodilla
a una espada y a una mantilla
este pueblo me da vergüenza.
Menos rollos de verdes mares,
de campiñas y de olivares
que así luego nos luce el pelo.
Castas, y luego ponen la serie de Emilio Aragón,
pin, pon, con sus castas
y aparece en el más ínfimo escalón
de su estrecha jerarquía
el servilismo mamón
de las marmotas de Andalucía.