La aristocracia sevillana es super rancia, paso. Puedo liarme con algún cani dueño de un bar de noche hetero para que se peleen los dos por mi. En plan lucha de clases edulcorada por hollywood. El bailarin ya me ha dicho que me defiende si alguien me pega, así que todo ok (la conversación surgió porque teníamos un loco delante en el metro tirando papeles, dije "es un loco" y se giró y se me quedó mirando).