Tres puntos confluyentes y mutuamente retroalimentados: Mercado de trabajo, oferta de estudios, deseos individuales. Es difícil ajustarlo todo y siempre estará todo bailando de un lado a otro. La Universidad lleva la peor parte: sujeta a los vaivenes tanto del mercado de trabajo como de lo que la mayoría de la gente quiere estudiar -que en muchas ocasiones se ve influenciado por el primer factor. ¿Posibles soluciones? Que la empresa invirtiera en cursos, posgrado mayormente, para asegurarse que la formación que va a recibir el alumnado le vaya a servir a ellos para algo. No veo nada de malo en que fuesen profesionales los que impartieran dichos cursos. O lo que he apuntado antes, prácticas en empresa como parte de los estudios de postgrado.
Parte de la culpa también la tienen los padres: ¿Cómo no va a hacer mi hijo una carrera? ¿Qué va a hacer, un módulo de mierda? Claro que de esto último, de los módulos y su mal nombre, tiene la culpa el MEC y su fallido sistema. Aquí la inversión privada la considero prioritaria, fíjese usted.
Otro aspecto que me hace pensar que el verdadero esfuerzo tiene que estar en la inversión en Secundaria: el nivel con el que se llega a la Universidad. Yo miro a mis compañeros y me da mucha pena el verles a algunos. No saben hacer una demostración, ni la han visto nunca; se aprenden los teoremas de memorieta; de física somos cuatro los que sabemos dibujar un diagrama de fuerzas decente... Y lo que más me escandaliza es que un porcentaje altísimo no tienen ni idea de resolver problemas. Se aprenden los ejercicios tipo, memorizan la teoría y cruzan los dedos en el examen. Lo que ya termina de frustarme es que así también se aprueba.