Somos awelas pero sufrimos maldeamores también. No os engañéis, jóvenes y jovenas que hoy lucís frescos y lozanos, que quien diga que con los años uno aprende... miente descaradamente.
Te salen arrugas, se te aflojan las carnes, pero una por dentro está igual de atontada que estaba a los veintitantos. No diré que como una adolescente, que algo sí se madura, pero no os vayáis a creer que mucho más.
Avisados estáis. A veces te haces un poco más desconfiado, un poco más autosuficiente, pero cuando te da el amor, zasca, cómo sacude, igual que siempre.