Jajaja, ¡hecho! A ver, la carrera es preciosa, pero claro, luego la terminas y te encuentras con que te vas a comer los mocos (a no ser que te quieras dedicar a la enseñanza, y eso contando con que se abran las listas y puedas opositar).
Pues la verdad es que nunca he tenido una vocación clara, a la carrera llegué casi por accidente y me hice los cinco años porque me gustó. Me atrae la idea de trabajar en un arhivo o una biblioteca, estuve becado hace años en una biblioteca y la experiencia me gustó (siempre he sido muy de estar rodeado de libros), pero para eso debería haber estudiado archivística, biblioteconomía o algo similar. Cuando me vine para Madrid la vida me llevó por otros derroteros.