Pues que me siento como tú, porque es inevitable sentirse así cuando se crece.
La treintena es horrible. Va pasando sin darte cuenta y cuanto más te alejas del 30, todo va adquiriendo ese cariz amargo. Ves como tus padres se van haciendo mayores y débiles. Comienzas a echar de menos a tus amigos, el pandillismo, para pasar a un estadío más individualista. Con suerte compartes tu vida con alguien, qué es lo más grande que se tiene. Y con suerte tienes un trabajo que te llena, pero que siempre podría ser mejor.
Aprecias cosas que antes no eran tan significativas como comer con tus padres, visitar a tu abuela, quedar con alguien que antes veías casi a diario y que ya no ves porque se tuvo que ir a trabajar fuera, ... etc.
En fin, y podría seguir...