Ayer presencié una conversación que me dejó muy triste. No sabía sin contarlo o no, pero lo contaré.
Situación: terraza abarrotada y sillas de mesas vecinas demasiado próximas. Tenía en frente un chaval bien parecido que no llegaba a treinta, con barbita, con acento de fuera (vacaciones??), creo que de Madrid. Frente a él, un matrimonio mayor (sus padres, sus tíos??).
Circunstancia: yo soy un cotilla en el fondo (lo reconozco) y cuando la conversación de mi mesa no me interesa (política o fútbol), suelo prestar atención a las conversaciones de las mesas del rededor. Tengo cierta habilidad de estar en todos sitios (ya lo sabéis....) . El chaval no me quitaba ojo de encima (cosa que me empezaba a incomodar porque lo tenia enfrente).
Conversación: les estaba contando que tenia anticuerpos del VIH, pero que lo tenia controlado, latente. Que en seis meses tenia que ir al hospital de día a ver como sigue la cosa (otras pruebas, interferon?)...
Sentimientos: al chaval se le nublaron los ojos contándolo. A mí me dio un pellizco en el estomago y creo que también me emocioné, (tuve que disimular bastante). Lo que me llamó la atención es la frialdad con la que sus acompañantes (matrimonio mayor) se habían tomado el tema: ella hacía como que no había oído nada y empezó a bichear con su móvil y él sacó un billete, con el que comenzó a atizar el aire, llamando con prisas al camarero. En fin. Un cuadro. Me entraron ganas de levantarme y abrazarlo.
(carita de pena)