Curiosísimo, oropel en los templos, gatos preciosos en todos los comercios (supongo que atraen la buena suerte o los dineritos o algo; pero son más bonitos y tranquilos que la media), comida exquisita por dos pesetas doquiera vayas, mariposas enormes, monos ladrones y vegetación desaforada, gente muy amable, ratas y roña, picaduras de mosquito que no me dejan dormir y hacen que me arranque la piel... Ah! En chinatown probé la sopa de nido de golondrina y tenía justo la consistencia de la saliva humana