Pues ya veremos como acaba, no pinta bien. Esta mañana temprano volvía a maullar desde su atalaya prisión. No se acercaba al extremo donde le había puesto la rampa, sino al contrario, porque allí estaba más cerca de sus hermanos y madre. He vuelto a entrar al solar pertrechado de la escalera de mano y le he puesto rampa a ambos lados. Todo es que se atreva a bajar por algún sitio.
Intentaré seguir echándole comida y agua.
Estoy por ponerle una alfombra que tengo por casa extendida bajo la viga en la que se mueve, por si le da por saltar. A ver cómo lo hago.