Han pasado los bomberos, el gato se ha asustado y se ha metido para dentro. Lo sé porque me lo ha contado una mujer muy delgada. "Se han quejado de que esté esto lleno de comida para gatos", me decía indignada. Ella, y otra mujer que es vecina también, muy delgada también y que también se dedica a echarles comida, asentía junto a ella. De paso me han informado de que ya no es solo un gatete, sino que su hermano ha decidido acompañarle. Y que un gato adulto ha subido y bajado de donde ellos están.
Todo esto me lo han contado tras haber entrado yo, haber afianzado las rampas con cinta americana y haberle puesto comida y agua.
Por cierto, la mujer muy delgada pero más alta me sugiere que quizá sea mejor poner ramas de los arbustos que hay dentro del solar en vez de tablones, que eso para los gatos es extraño. Le he replicado que sí con los tablones no bajan, entonces que se encargue otro. Yo ya no entro más.