Hay que entender que Lyndon se hace pesada, muy pesada a ratos. Pero también que tiene unos hallazgos técnicos alucinantes. Bien es cierto que no todo el mundo podía plantarse en la NASA y pedirles las lentes caras, pero bueno, el señor se había labrado un prestigio y cualquiera le decía que no.
De todos modos, viendo Las Uvas de la Ira el otro día, flipé con una de las primeras escenas, rodada aparentemente con la luz de una vela también y muchos años antes.