La prohibición del DDT fue debida al clamor social, no al científico, tras la publicación de "Primavera Silenciosa". Se le dio visos de ser sangre del demonio. Quizá haya sido bueno, no obstante; por el daño a largo plazo. Igual que debería haberse prohibido el plástico o la gasolina, que están haciendo un daño más que obvio al medio ambiente.