Yo echo mucho de menos las tardes de invierno con la sierra de marquetería, la pistola de pegamento y el musgo falso, haciendo castillos y demás. Y he de decir que lo de pintar las miniaturas es una de las cosas que más me ha relajado en mi vida. Porque para hacerlo en condiciones tienes que hacer de primeras una buena inversión en pinturas, que si no, no me importaría tener una mesa preparada para ratos tontos (que luego no tengo en la vida porqu estoy todo el día en la calle), pero bueno.