Me he quedado un poco planchadito este fin de semana viendo a un amigo que tiene un encanto de novia y con quien está genial, entrar -y me fui porque no quería ver mas- y no se si enrollarse con la rubia tonta semiborracha de turno, aprovecjando que nu novia estaba en casa con un dedo del pie roto.
Ya se que Dios le da pan a quien no tiene dientes, pero jugarse su relación de esta manera...