La última vez que vine a Lisboa hice match con un brasileño muy mono, pero no tenía tiempo de quedar con él porque era un viaje corto y encima en familia. Le escribí el lunes aprovechando que estoy esta semana y quedamos el martes. Nos dimos un paseo, bebimos vino en un mirador precioso al atardecer y nos besamos en otro mirador. Luego seguimos con una cerveza en el barrio alto y genial, nos fuimos a un rincón escondido