Mi hermana se empezó a reir. Mi madre se quedó bastante a cuadros. Mi padre se levantó de la mesa, se sentó en el sofá, cogió un teletodo al revés y empezó a pasar las páginas diciendo "lo sabía, lo sabía".
Luego fuimos en coche a no sé dónde y empezó a hacerme las típicas preguntas del desde cuándo lo sabes, haces de hombre o de mujer, etc.
Cuando en un momento dado le dije que me tendría que querer igual y que es lo que había, y que se imaginara que mi hermana podía venirle un día de estos con el cuento de que era lesbiana y lo tendría que aceptar también, me soltó: "No me hagas comulgar con ruedas de molino". GRANDE.