Sí, esa es la sensación que tengo desde hace unas semanas. Entre DaBaby (que ya anda disculpándose por segunda vez, a ver si le hacemos caso), el sucesor de Ana Allen y ahora las chocolatinas rancias. Parece que sale más a cuenta soltar un petardo para dejar que la gente hable de tí aunque sea mal (Vaquerizo+Alaska vibes). Todavía espero la demanda por plagio que hunda definitivamente a Etxebarria, pero mientras tanto se hace un hueco en nuestras neuronas a golpe de infamia. Importa más el impacto.
Soy más de huesitos, a todo esto.