Si Taylor hubiera respondido a Zola, la cantautora de Pensilvania le habría dirigido a algunas de las acciones que ha tomado, a lo largo de su carrera, para ayudar a quienes más lo necesitan, pero el mensaje de la segunda invitaba a una reflexión diferente: ¿es la etapa «folk» de Taylor una pose? Yo digo sí. Toda su discografía lleva a esta conclusión: la misma Taylor ha reconocido haber basado su carrera en buscar la aprobación de los demás, y si ‘1989’ era su disco de pop porque era lo que tocaba en ese momento, ‘reputation’ era su intento de sacar rédito a las controversias de la época por la misma razón, y ‘Lover‘ su posterior lavado de imagen porque ídem.
Llegado el confinamiento, Taylor ha visto la oportunidad perfecta para abrir una nueva etapa en su carrera, la de artista seria que puede gustar a público y críticos por igual. Y nadie ha dejado esto más claro que ella misma con los títulos de sus discos, más obvios imposible. Ahora lo que toca pensar es que Taylor ha evolucionado porque graba música intimista, se codea con The National y Bon Iver, se viste con chaquetas de franela y, cual Justin Timberlake haciéndose el campesino, escribe canciones llamadas ‘cardigan’ o ‘the lakes’ que además titula en minúscula. Y tanto cifras como críticas le vuelven a ser favorables.
El chiste se cuenta solo, porque vamos...