No tiene que ver un ladrillo con si te gusta hanake o no. He visto tostones supinos, como Paris, Texas, y si que he disfrutado de ella.
Pero esto es otra cosa, Funny Games me tuvo loco y Caché aunque no me gustase tenía su misterio. Pero esta película es una gafapastada increble, entre la visita al teatro, la paloma, las eternas cenas, y las miradas al infinito casi me corto las venas.
Y para cuando llegamos a ese "sorprendente" final, lo único que tengo ganas es de que no siga más la la película porque en serio, menuedo coñazo.
Interpretaciones buenas, si claro. Un diez a la aguela y el yayo.