No hace falta ser homófobo para odiar su cine, eh? Siempre fue bastante vacío e irritante, independientemente de su orientación sexual (que en mi caso concreto hizo que me interesase más por ver sus películas que si hubiera sido hetero). Cannes lo mimó y sobrevaloró durante un tiempo como su nuevo juguete, hasta que pasó de moda. Pero él y su ego siguieron erre que erre repitiendo la fórmula (familias disfuncionales, madres desquiciadas, hijos insufribles, números de música pop) cada vez de manera más forzada y desesperada en busca de la atención perdida. Sus declaraciones de hoy son un lamento de juguete roto de manual.