Leyéndoos he recordado lo que le pasó a un amigo en Barcelona: Fue al Corte Inglés de Plaza de Cataluña y pidió corte más lavado. A la hora de lavarle, le dijeron que si quería "X" producto pero no preguntó cuánto costaba. A la hora de pagar fue cuando se llevó la sorpresa: 47 euracos del ala (mi amigo lo lleva siempre bastante corto, o sea que tuvieron poco trabajo con él).
Como conclusión, mi amigo jamás ha vuelto a ir allí. Por eso siempre lo digo: por querer hacer una venta, se puede perder un cliente.