A Lady Gaga le pueden haber tocado los fans más inconformes de la historia. Nada de lo que hace parece nunca suficiente: que si ‘The Fame‘ (2008) era muy poco moderno, que si ‘Born this Way‘ (2011) sonaba a chatarra, que si ‘ARTPOP‘ (2013) era una ida de olla infumable, que si ‘Joanne‘ (2016) era todo postureo, que si ‘Chromatica‘ (2020) era genérico. Cuando hace jazz es aburrida, y cuando hace cine no hay quien se la crea.
Está claro que hay Gagas para todos los públicos, pero las críticas a su obra siempre han apestado un poco a condescendencia.