Segunda vuelta: es un gusto escuchar a Estefanía en modo petardeo y que la producción detrás no suene a cacharro viejo, tanto en esta como en Stupid Love. La duración entiendo que es la que es por la era que nos ha tocado vivir en la que 3 minutos ya es mucho pero me sigue pareciendo que se han quedado cortas con el estribillo.