He conducido durante una hora y cuarto bajo lluvia a las siete de la mañana. Llego a la oficina. Está cerrada. Ni hay nadie. Espero prudentemente.
Al cabo de media hora llamo y mi jefa (yo trabajo para la oficina de Madrid aunque pertenezco por contrato a la oficina que me cae más cerca) y le digo que no hay nadie. Después de un rato de espera me llama un número desconocido.
Es la encargada de la oficina más cercana, que ella no sabía nada y nadie la había avisado. Que no va a poder estar antes de dos horas en la oficina para darme el portátil.
Me voy a tomar un café con una amiga.
Llega la hora acordada, se presenta, me da el portátil y me dice que se tiene que ir, pero que si quiero yo me puedo quedar en la oficina, pero luego tendrá que cerrarla. Es la primera vez que estoy en esa oficina. Todo muy normal.
Me voy, llego a casa, y resulta que tengo que configurar el ordenador. Me da en error. Vuelvo a llamar al servicio técnico. Y aquí sigo, esperando.
Mientras tanto, también sigo esperando que cualquiera de mis jefes reales o compañeros (salvo una) muestran un poco de preocupación o interés por la situación.
Tampoco tengo noticias del coche.
Seguiremos informando.