No quiero causar enfrentamiento ni originar discusión (por si alguno los frecuenta), pero he de confesar que, pasada la post-adolescencia (los primeros años de la veintena), los vaqueros, de fiesta, me parecen un error. Pero os quiero mucho a todos, my street style lovers.
También necesito expresar que anoche, de fiesta, encontré a un hetero (muy guapo y con pinta de empotrador fetén) vestido con un chándal. Ni su virilidad me permitió mantenerlo en mi lista de ojalá-me-follase-sin-parar. Aunque el chándal es una de mis parafilias.