Acabo de volver de la piscina de Lago, que ahora se está muy bien dado que el foco marica se ha desplazado a la Complutense. Hubiera ido mejor si cuando me iba a meter al agua no me hubiera encontrado de frente con mi último ex que iba con un chulazo en speedo. Le odio. Y ya me he puesto en modo niñata toda la tarde asomando la cabeza por detrás del seto para ver que hacían.