Pero vamos a ver, chica. Que parece que ni te has molestado en comprobar lo que afirmas. Ella, en su Instagram, plataforma donde supuestamente se la tilda de escaparate, no publicita marcas más allá de las sesiones de fotos que le puedan hacer para una revista o marca, donde hay un equipo detrás. Si le hubieras echado un ojo, verías que en el 80 % de sus fotos sale ella en el gimnasio o con sus hijos.
¿Por qué si recibe regalos que no quiere y le generan un malestar por el supuesto compromiso adquirido no va a poder decirlo?
¿Tiene que, acaso, hacerlo en privado uno a uno?
Entiendo que en la forma de hacerlo se ha equivocado. La chica tampoco parece que tenga un máster en Yale de Márketing Digital. Pero me parece normal que lance un mensaje a través de la plataforma donde supuestamente le piden que muestre lo que ella no quiere mostrar. A mí lo que me hace gracia de esto no es que seáis visionarias, que está visto que no. Es que consideréis a esta muchacha poco más que un producto o un escaparate cuando ha mostrado la voluntad de no serlo.