Discazo total y muchas ganas de hacer lo que le sale del coño. Es caotiquísimo, pero consigue contagiarte todo ese hedonismo y misticismo de baratijas en las letras que tan bien casa con esa producción a lo Modern Talking.
Como dicen ahí arriba, el único pero (y es un pero bien gordo. Vamos, que sobra) es Quédate un ratito más. Parece una balada de la Pelopony, es decir, sin gracia.