El único apetecible del Grindr no contesta, y sólo te da la brasa una bicho palo feísima, pero pollona, metiéndote en un dilema encima. Porque claro, entre lo que te has metido y que el que se corrió en tu pecho en el baño te dejó, aparte las rodilleras del vaquero hechas un cristo, insatisfecha.