Yo sí que pienso en los niños. Sobre todo en el que escribía las notas amenazantes, según la prueba de caligrafía. Me lo imagino con el bocadillo y el zumo de la merienda, haciendo los deberes de matemáticas y a la vez escribiendo cartas amenazantes en plan "Puta, mis sicarios te van a matar" como quien escribe una redacción de 300 palabras contando lo que ha hecho el fin de semana.