Estábamos bajando unas chicas y yo las escaleras del metro corriendo y a trompicones porque estaba a punto de irse, y hemos conseguido entrar de milagro. Había dos uruk hai en el vagón y uno de ellos ha soltado " mira a esas, tienen que venir con el coño caliente de correr". He puesto la cara de asco más fuerte que he podido y me he sentado bien lejos de los dos trols.