Nunca termina de hablar fatal, pero tampoco muy bien. Me suena un poco a rollo envidia, la verdad. Cuando Matthew Herbert, Goldfrapp o Morrissey han hablado mal de Madonna tengo claro que no es por envidia, pero cuando lo ha hecho Alaska me ha dado como que sí. No sabría decir por qué, pero siempre me ha dado esa impresión. Habla con un respeto-desdén un poco raro.