El plan fue:
Yo le tiré una botella de agua (de plástico, llena, pero de plástico) con tan mala suerte que le arrée en toda la boca. Cuando le ví sangre en el labio y que se venía para mi se me pasó mi vida por delante porque me sacaba dos cabezas y pensé que era el fin. Me arreó una hostia (una bastante buena). Yo le di otra, y el me la devolvió y se acabó. Nos arreglamos las pelucas y cada uno a su casa. Queer fight.