Britney ya estaba, no diría enganchada, pero sí bastante familiarizada con el prozac en el año 2000, época Oops I Did It Again, cuando le daban ya unos cambios de humor épicos. No me extraña esta noticia, aunque me da mucha pena, pero ayuda a entenderla que sus problemas mentales vienen de lejos, mucho antes de Kevin Federline.
Realmente, es imposible, si no lo has vivido en primera persona, alcanzar a entender la tragedia que es que el sistema decida que no eres suficientemente buena madre para hacerte cargo de tus propios hijos, y que debe quitártelos. Leo que aquella misma noche durmió en un párquing. Yo, de verdad, no entiendo cómo pudo sobrevivir tanto.