Sin embargo, su público no le falló. El pueblo no se habÃa olvidado de la cómica que le habÃa quitado las penas a base de carcajadas. Fuera del teatro, bajo un sol africano, habÃa cola para despedir a Lina Morgan. Vecinas del barrio de toda la vida, jóvenes punkys, maricas en shorts, familias gitanas del Rastro... Pasadas un par de horas, en el teatro se calculaban que unas 3.000 personas se habÃa acercado ya a despedirse de la genial payasa que desbancó a las vedettes de las revistas.
http://www.elmundo.es/loc/2015/08/22/55d77515268e3ed5578b4598.html