En la pradera ella nació,
el jefe indio la llamó, Chenoa.
La madre no se imaginó,
que ella un día iba a ser
el alma de los Cheyenes.
Ella siempre imaginó,
defender su pueblo, con rabia y con honor.
Pero era una mujer,
y no era de su menester
no la podían comprender.
Chenoa, vuelve otra vez a soñar.
Chenoa, algún día logrará su sueño.
Chenoa, rayo de felicidad.
Algún día, crecerás.
Chenoa, vuelve otra vez a soñar.
Chenoa, algún día logrará su sueño.
Chenoa, rayo de felicidad.
Algún día crecerás y todos té respetaran.