El jurado internacional castigará el tema polaco igual que ha castigado su falta de escrúpulos en el pasado, desde las lavanderas-putones a la silla de ruedas con vídeo lacrimógeno del 2015. Que se parezca a Rihanna supone planazo para bailar sabroso en el Euroclub durante esos días, pero dudo que arrastre el voto serio en la final.
Cualquier aproximación de Barei a la estructura Melodifestivalen -puente y subida de tono a partir del minuto dos, y cierre álgido- será un error por reiterativo, por previsible, por genérico y sobretodo porque es algo que ella NO quiere hacer.