**Alerta parrafada**
Sí que implica un pequeño giro en la normativa, pero creo que responde a una estrategia mayor.
Eurovisión es un éxito de espectadores en la mayor parte de países participantes, con excepción de aquellos en los que la reputación del festival es baja (Italia, Portugal). Poco le queda por trabajar a la UER en la visibilidad de Eurovisión dentro de los países miembros.
Sin embargo, en un plano internacional, el festival tiene todavía que afianzarse como espectáculo televisivo. Pese a ser un producto global de entretenimiento y superar en coste, producción y en número de espectadores a la Superbowl, por ejemplo, no logra el mismo impacto global que sí consigue un evento deportivo mucho más especializado (es eminentemente norteamericano).
¿Cómo darse a conocer en un ámbito global? Logrando que países que por lengua, población y ubicación geográfica se fidelicen y actúen a su vez como focos de difusión. Y esa implicación sólo se consigue permitiendo que estos países clave participen, aunque sea de forma puntual. Por ejemplo, recordemos el boom de la Fórmula 1 en España cuando Fernando Alonso empezó a ganar carreras. Ahora, participe un español o no, la Fórmula 1 ya es un producto de consumo generalizado en España. La fidelización vino de la mano de la participación.
En ese sentido, la influencia de Australia sobre toda la región de Asia-Pacífico así como en el resto del mundo anglosajón (incluyendo Estados Unidos y Canadá) es muy fuerte, y sus vínculos históricos con el festival son de sobra reconocidos. Que participe es una elección estratégica.
Los rumores sobre una potencial participación de China responden al mismo objetivo: si China se fideliza con el festival puede esperarse un futuro aumento progresivo de espectadores de todos los países sobre los que ejerce influencia: Tailandia, Malasia, Laos, Mongolia, Filipinas, Taiwan, y toda la diáspora en Estados Unidos y Canadá.
La clave está en que este año Australia no va directamente a la final (actúa en la 2ª semi), y que, igual que se impuso el año pasado, aunque gane el festival seguirá celebrándose por norma en un país de la UER y en el mismo huso horario.
A mí me parece una elección muy acertada. Me encantaría que gente de todo el mundo hablase de Eurovisión como se habla de la Superbowl o de los Grammy, y que por primera vez hubiese un espectáculo televisivo no estadounidense que fuese capaz de generar tal interés. A día de hoy sólo los Juegos Olímpicos ostentan ese privilegio.