Ayer, a las 21 horas del día 21 del año 21 del siglo 21, solsticio de invierno y la noche más larga y oscura del año, Maria Arnal i Marcel Bagès celebraron a la Sibil·la y dieron un concierto que fue una epifanía. Una demostración del talentazo que tienen ellos (y Tarta relena, que fueron coristas) no sólo en lo musical, sino también en lo escénico. Crearon un clima que fue una exaltación de lo mágico, lo místico, lo político y lo poético. Y un final que fue apoteosis pura, comunión total, celebración y catarsis.
Puede parecer exagerado, pero lo de ayer fue bestial, de verdad.