Anoche me entró por una app de guarreo un hombre de 50 diciéndome que había visto mi ig y que le parecía increíble el cambio que había dado en apenas año y medio. El que me hablaba tenía perfil sin cara y me empezó a contar que tenía problemas, que siempre había sido grandote pero que por una serie de cosas personales empezó a comer peor y que se encontraba en 118 kg y completamente desmotivado. Normalmente no suelo contestar este tipo de mensajes de gente sin cara porque siempre pienso que buscan cachondearse de uno pero en parte por vanidad , en parte porque lo vi sincero entable conversación.
En un momento dado me pidió ayuda porque veía que yo lo estaba consiguiendo y que a él le gustaría conseguirlo también.
Le dije que yo no era nadie para ayudar, que buscará asesoramiento, una dietista , un endocrino, que empezará con metas pequeñas y que no lo viera como algo inmediato que pensara en cambios a muy largo plazo y en cambiar hábitos más que en dietas. Aún así siguió pidiendo que le asesorara, que si era cuestión de dinero. Le dije que no que solo era cuestión de que yo no soy nadie para asesorar.
Al final deje de hablar. Sin mal rollo , en buenos términos. Pero me ha dejado un poso de mala conciencia. ¿Podía haberle ayudado en algo? Creo que hice lo correcto pero quizás con un pequeño empujón extra de alguien que está en ese proceso lo consiga... ¿o es solo pura vanidad y ganas de que me coman el coñito diciéndome guapa y reina?
¿Por qué buscamos soluciones antes en el primero que pasa? ¿Por qué buscamos siempre la receta mágica cuando racionalmente sabemos que no existe?