No estoy libre de culpa: hoy, todo el que se enfrente a la crítica cultural incurrirá tarde o temprano en el populismo pedante, porque es el marco en el que vivimos. Una retórica inflada y hueca que sirve de coartada para que los productos culturales más populares, esos que están en todas partes, no solo se lo lleven todo, sino que además, disfruten de un prestigio meritocrático que justifique su hegemonía. Si es conocido, es bueno. Si no, algo habrá hecho. hmm ok